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¿Cómo podemos reducir los residuos plásticos?

  • Publicado el 03 de Diciembre de 2018
  • Rocío Alcocer y Magnus Jern

Podemos encontrarlo flotando en el mar, adherido a las rocas, tirado por los bosques y hasta asentado en las profundidades del océano. El plástico ha eclipsado nuestras vidas y su producción y uso están matando lentamente al planeta. La mayoría de gente es consciente del grave problema al que nos enfrentamos, pero, lamentablemente, gran parte de la población no se da cuenta de que poco a poco estamos dañando de una forma muy peligrosa el medio en el que vivimos.

Se estima que desde principios de la década de 1950 hemos generado más de 8,3 mil millones de toneladas de plástico. Gran parte del plástico que consumimos de manera habitual son los envases, de los cuales actualmente solo se recicla alrededor del 14% a escala mundial. Aunque la acción de reciclar está cada vez más integrada en el día a día de la población, ésta sigue siendo todo un desafío. A continuación, pondremos como ejemplo las botellas de agua de un solo uso, aunque otros tipos de plásticos y residuos como bolsas, pañales o colillas son igualmente relevantes.

Aproximadamente 600 millones de hogares consumen agua en botellas de plástico en el mundo . En 2017, el mercado de agua embotellada ascendió a 391 mil millones de litros, aumentando un promedio de un 6% año tras año en el periodo entre 2009 y 2016. Si se mantiene el ritmo de crecimiento previsto, en 2022 habrá 90 millones más de hogares consumiendo agua embotellada . Estas cantidades de plástico que manejamos, sumado a su lento proceso de degradación, convierten a dicho material en uno de los principales enemigos del planeta. Su uso es un grave problema, teniendo en consideración que casi todos los productos de un solo uso que nos rodean (especialmente los envases) contienen plástico, y que España es el quinto mayor productor de la Unión Europea.

¿Cómo podemos reducir los residuos plásticos?

¿Por qué la gente bebe agua embotellada?

Existe la creencia extendida de que el agua del grifo es mala, como si esta no fuera saludable o apta para el consumo humano, pero lo cierto es que durante los últimos 30 años la calidad del agua del grifo en Europa y América del Norte ha ido mejorando notablemente en términos de salubridad y sabor . Los principales motivos citados por los consumidores para no consumir agua del grifo son diversos: unos dicen que prefieren el sabor del agua embotellada, otros creen que el agua del grifo es perjudicial para la salud, y muchos relacionan el agua embotellada con buena calidad.

Sin embargo, un estudio elaborado por la OCU en España analizó el agua del grifo de 62 municipios españoles y arrojó a la luz que el 90% de esos municipios disponen agua del grifo segura y de calidad . Y de acuerdo con el Ministerio de Sanidad, el 99,5% del agua del grifo está testada y se considera segura para el consumo , mientras que el 0,5% restante se debe a causas temporales (cortes o incidencias).

¿Cómo podemos reducir el consumo de agua embotellada?

En la mayoría de los hogares de Europa y América del Norte se tiene acceso a agua limpia y que cumple todas las normativas de seguridad directamente del grifo. Desgraciadamente, debido entre otros a su alto contenido en cloro, su olor y sabor puedan resultar desagradables . El cloro es un componente fundamental para proteger el agua y que llegue de manera segura a los hogares. Sin embargo, adquiriendo un filtro asequible se puede reducir el contenido en cloro en el punto de consumo y conseguir un agua con buen sabor muy fácilmente.

Es importante que los consumidores tomemos conciencia y compromiso a la hora de reducir el consumo de plástico de un solo uso, pero también necesitamos liderazgo de la industria y de los gobiernos locales. Estos últimos tienen la responsabilidad de educar a la población y proporcionar soluciones, como ya se hace con otros asuntos como el reciclaje o la salud.

El consumo masivo de plástico es un problema que nos afecta a todos, y cuyas previsiones pasan por un futuro nada halagüeño, si no cambiamos radicalmente la forma en la que usamos y damos una segunda vida a este tipo de plásticos. Las instituciones deben tomar cartas en el asunto e informar y educar a los ciudadanos sobre el uso responsable de plásticos como el agua embotellada, así como de los problemas derivados de la gestión de los mismos al final de su vida útil, ofreciendo alternativas y soluciones acordes y empujando a la industria y las empresas a ofrecer alternativas más sostenibles.

Mediante una buena educación y conciencia social y la regulación del sector privado, el consumo de agua en botellas de plástico podría reducirse alrededor de un 75% en dos años , limitándose la venta al consumo de agua con gas en botellas de vidrio . El ahorro por parte de los hogares se traduciría en más consumo en otras industrias y nuevos empleos generados en la economía verde. Esta transición se podría llevar a cabo asimismo con distintos productos para los cuales existen alternativas al plástico de un solo.

Así pues, ¿a qué estamos esperando? Cuidar de nuestro planeta depende de nosotros. Hagamos ruido, difundamos el mensaje entre nuestros círculos y movilicemos a nuestros gobiernos locales a pasar a la acción.

Rocío Alcocer y Magnus Jern

Socios fundadores de TAPP Water

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